Mar
MAR
Fecha de proyección

BEANS

Tracy Deer
ANTIGUO PATIO CIM
Jueves 06 Julio

Y LLOVIERON PÁJAROS

Louise Archambaúlt
ANTIGUO PATIO CIM
Viernes 07 Julio

C.R.A.Z.Y.

Jean-Marc Vallée
ANTIGUO PATIO CIM
Sábado 08 Julio

FALCON LAKE

Charlotte Le Bon
ANTIGUO PATIO CIM
Domingo 09 Julio

RICEBOY SLEEPS

Anthony Shim
ANTIGUO PATIO CIM
Lunes 10 Julio

SOMETHING YOU SAID LAST NIGHT

Luis De Pilippis
ANTIGUO PATIO CIM
Martes 11 Julio

I LIKE MOVIES

Chandler Levack
ANTIGUO PATIO CIM
Miércoles 12 Julio

SOBRE LA MAR DE CINE

Puede que muchos, al escuchar la palabra Canadá, la primera imagen que venga a sus mentes sea la de un paisaje nevado. O que piensen en la figura eterna de Leonard Cohen, mientras tararean las notas iniciales de Dance Me to the End of Love. Que es algo que en la tradición occidental en la que vivimos, ha adquirido un consenso de alta cultura.

Ese azar que también movía la literatura de Cohen quiso que mientras preparábamos este ciclo de La Mar de Cine, coincidiésemos en unas jornadas profesionales con un canadiense. Que había trabajado en su juventud como editor de vídeo para la televisión pública de Canadá, y contaba con un profundo conocimiento de la historia y cultura de su país. Todo fluía de forma natural en un torrente de anécdotas. Cuando alguien le preguntó qué le parecía lo más distintivo de su país, aquello que lo definía, él contestó sin dudarlo un instante: el rodeo.

Y es que algo que en nuestra tradición europea asociamos como tan estadounidense, tan de Texas, rudos cowboys domando a potros salvajes, resulta una disciplina deportiva que arrasa entre el público canadiense.

Esa dicotomía es la mejor manera que se nos ocurre para explicar la producción fílmica de Canadá. De un lado tenemos todo aquello que desde Europa hemos asociado siempre como alta cultura, de Leonard Cohen al francés como segundo idioma oficial, o lo que es lo mismo, la lengua en que sería escrita la cinefilia del siglo XX. Y de otro lado el arraigo en su cultura popular del mito fundacional americano, el western, y por ende, una manera de entender la narrativa y el tempo cinematográfico que bebe de la tradición del mejor cine de Hollywood clásico.

Eso hace que para los programadores que trabajamos en festivales, el cine canadiense sea siempre un valor seguro. Pues tendrá ese poso inteligente a la hora de diseccionar la sociedad, acompañado de un sello autoral que mira a una producción francófona. Pero al mismo tiempo, tenderá a usar unos resortes narrativos que miran a un modelo industrial estadounidense, brindando un sentido de familiaridad que sabe conectar con el gran público. Siendo una perfecta puerta de entrada a la cinefilia para un público más joven.

Y si por algo destaca esta selección de películas canadienses que os ofrecemos desde La Mar de Cine, es precisamente por su diversidad de enfoques y puntos de vista en torno a la juventud y adolescencia.

Como en el caso de C.R.A.Z.Y., de Jean-Marc Vallée, uno de los más emotivos coming of age adolescentes jamás filmados, y que hágannos caso cuando les decimos que ningún mitómano de David Bowie debería perderse.

En Beans, otro coming of age de la directora Tracy Deer, todo ese cúmulo de vivencias, experiencias que marcan el paso hacia la vida adulta, queda enmarcado dentro de la crisis Oka que vivió el país en el verano 1990. Donde varias comunidades Mohawk se alzaron contra el gobierno, luchando por sus derechos civiles.

Y es que la Canadá actual no se puede comprender sin entender antes sus raíces indigenistas. Pero del mismo modo, las distintas olas migratorias han ido sumando riqueza y diversidad cultural. Como vemos en Riceboy Sleeps, del director Anthony Shim, donde se aborda la integración de minorías raciales a través de la historia de un niño coreano criado en los suburbios canadienses. En una bellísima metáfora sobre la importancia de nuestras raíces, filmada con una contención exquisita.

Y más sobre la infancia en I Like Movies, de la directora Chandler Levack. Todo un ejercicio de amor hacia la cinefilia, a través de la cultura de videoclub. Narrando la historia de un niño que sueña con irse a estudiar cine a Nueva York, mientras devora compulsivamente películas de sus ídolos estadounidenses. O lo que es lo mismo, un monumento a la mitología hollywoodense visto desde un prisma canadiense: o el mito fundacional americano como nexo de unión entre ambos países.

Y en ese recorrido por la infancia, adolescencia, no podía faltar un film que nos mostrase esa magia electrizante del primer amor, con Falcon Lake, de la directora Charlotte Le Bon. Que sabe envolver con maestría a sus dos protagonistas en una atmósfera fantasmagórica, esculpiendo cada paisaje en el tiempo. Y exhibiendo una poética visual arrolladora.

Tras la adolescencia, alcanzados los veinte, la incertidumbre por encontrar nuestro lugar en el mundo continua, algo que podría constatar cualquiera que pertenezca a la generación millennial. Caso de la protagonista de Something You Said Last Night, de Luis De Filippis. Una veinteañera trans reivindicando su identidad sexual, en el marco de una sociedad que desproveyó a su generación de oportunidades.

Y dado que la juventud no es tanto una cuestión de edad, como de espíritu, en Y Llovieron pájaros, la directora Louise Archambault nos mostrará que incluso en el ocaso de la vida, nunca es tarde para empezar una vida de cero, dejando todo atrás, volviendo a amar. Con el mismo fulgor con que lo hicimos en la adolescencia.

Quedando así trazado un círculo vital en cuyo recorrido, esperamos que el público puede llegar a alcanzar un conocimiento íntimo de Canadá a través de lo humano, cotidiano. Pues al final todo país es mucho más que las cuatro imágenes que tenemos prefijadas de él, rebasando tópicos, pero también prejuicios. Y Canadá, más que un paisaje nevado, que el recuerdo de Leonard Cohen o un rodeo, es ante todo la suma de las pequeñas historias de las gentes que viven en él. Y es la historia de las distintas comunidades y colectivos que transitaron su pasado, llegando a conformar un presente.

                        FICC - Festival Internacional de Cine Cartagena
 

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