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Park Chan-wook es conocido por su precisión formal y su meticulosa composición visual, así como por su capacidad para explorar la condición humana desde lugares oscuros y emocionalmente intensos. Su cine combina una narrativa profundamente simbólica con una sensibilidad poética, abordando temas como la venganza, la identidad, el deseo y la culpa con una intensidad que desestabiliza y fascina a partes iguales.
Con una mirada tanto filosófica como visceral, Park Chan-wook recurre a estructuras narrativas complejas, el uso expresivo del color y la música, y un tratamiento casi operístico de las emociones. Su trabajo ha sido fundamental para posicionar el cine surcoreano en el panorama internacional, convirtiéndolo en una de las voces más influyentes y singulares del cine global actual.